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Mindfulness y creatividad

Por tanto, al tratarse de una capacidad del ser humano, la creatividad puede potenciarse, y en los casos en que se ha apagado y desaprendido, puede volver a aprenderse. Y es que, en el sistema educativo tradicional, la creatividad como área de conocimiento ha tenido un papel secundario, priorizando otras áreas de conocimiento, no menos importantes, como las ciencias o las matemáticas. Por eso resulta de suma importancia que el desarrollo del pensamiento creativo esté presente en el nuevo paradigma educativo del Siglo XXI, como elemento fundamental en los procesos de enseñanza y aprendizaje.
Y es en este proceso de desarrollo del pensamiento creativo donde la práctica de Mindfulness o atención plena, esa actitud de vida que nos permite parar y entrar en contacto con el momento presente para conectar con nuestro mundo interior y con la realidad que vivimos, aceptándola tal y como es, sin juzgarla, ha demostrado ser muy eficaz, pues refuerza las conexiones neuronales que se activan en cada  una de las fases del proceso creativo: preparación, incubación, iluminación y verificación, cuatro fases que describió Graham Wallas en su libro “El arte del pensamiento” (1926), donde desarrolló su teoría de la incubación creativa, según la cual el descanso y la pausa son claves para que nuestra mente encuentre las mejores soluciones ante los desafíos que se le plantean.
Esta teoría ha sido avalada por diversos estudios, como los realizados por Nicholas W. Kohn y Steven M. Smith, dos investigadores del departamento de Neurociencia Cognitiva Aplicada de la Universidad de Londres. Sus investigaciones demostraron que la pausa y el descanso son claves para la producción de ideas, pues cuando cambiamos el foco de atención de la tarea que nos ocupa y dejamos que la mente descanse, se activa la red neuronal por defecto, relacionada con el pensamiento divergente y responsable de la generación de ideas novedosas cuando la mente está en reposo. En este sentido, la práctica continuada de mindfulness incorpora a la rutina diaria periodos de descanso y desconexión que permiten cambiar de tarea y dejar que las ideas fluyan de manera natural, original, y desligadas de cualquier condicionante o prejuicio.
En el proceso creativo también participa la red de control cognitivo, relacionada con el pensamiento convergente y responsable de la evaluación de ideas y de su modificación, es decir, de la elección de la mejor solución, lo que resulta más fácil desde una mente clara que desde una mente agitada.
La práctica de mindfulness potencia la generación de ideas (pensamiento divergente) y la organización, estructuración, evaluación y modificación de dichas ideas (pensamiento convergente). Pero también potencia el circuito de saliencia, que mantiene el equilibrio entre la red neuronal por defecto y la red de control cognitivo, porque nos va a decir qué circuito debe activarse y cuando.
Mindfulness y creatividad son dos conceptos íntimamente relacionados que se integran dentro de la Educación Socio-emocional, en el sentido de que el pensamiento creativo conduce a al bienestar, y el bienestar facilita el desarrollo de la creatividad.

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La necesidad del bienestar escolar

En medio de la clase de matemáticas empecé a notar unos pinchazos en el pecho. Me faltaba el aire. Levanté la mano y pedí a la profesora ir al baño. Al entrar, comencé a marearme y a ver muy borroso. Caían lagrimas de mis ojos. Solo podía oír mi respiración alterada. Intenté sentarme y con una mano en el pecho aliviar mi dolor, pero no era suficiente. Me estiré en el suelo casi desmayada y medio paralizada. Parecía que mi alrededor iba a cámara lenta. Poco después, un compañero entró en el baño y empezó a gritar. Yo le oía como si estuviera bajo el agua. Quería contestar, pero no podía. Lo siguiente que recuerdo es la imagen de mi profesora de mates ayudándome a levantarme y ofreciéndome un poco de agua me preguntó: ¿qué te ha pasado? ¿Una hipoglucemia?

Cuatro años después puedo asegurar que ese no era el diagnóstico correcto. Tenía 16 años, era final de curso y además de los exámenes del instituto tenía las pruebas finales del conservatorio; todo en los mismos días. No sabía cómo gestionar tanta presión. Tampoco sabía a quién acudir para poder explicarle mi situación. Tenía miedo al fracaso. Miedo a defraudar a mi familia. Me sentía incomprendida.

Está claro que intervinieron muchos agentes en mi ataque de ansiedad, pero ¿podría haberme ayudado el instituto? Analizo el sistema educativo y observo que tiene una asignatura pendiente. ¿Por qué aprendemos historia, lengua castellana, matemáticas, o inglés, pero no se nos enseña a gestionar nuestras emociones y comprendernos a nosotros mismos? Quizá adquirir estas herramientas me hubiera ayudado a mi y a muchos otros alumnos en una situación similar a superar aquella etapa de mi vida que tanto estrés me generó.

La solución más fácil habría sido abandonar el conservatorio, el instituto o las dos. Sin embargo, tomé la decisión de trabajar duro para superarlo y lo conseguí. Nunca he vuelto a llegar a tal extremo, pero actualmente, como universitaria, también convivo con el estrés y con la presión de estudiar, trabajar y hacer prácticas. Llega un punto en el que normalizo esta sensación, pero no debería ser así. Considero que los centros educativos, además de formar curricularmente a sus alumnos, deberían reforzar su parte emocional.

Es muy importante cuidar las emociones y saber manejarlas. Saber gestionar el estrés y los nervios es fundamental para poder disfrutar un buen bienestar y rendir mejor en los estudios o trabajo. Si bien es cierto que poco a poco se va instaurando la salud del bienestar en colegios e institutos, desde mi punto de vista, se tendrían que proponer asignaturas curriculares fundamentadas en la psicología y en la salud emocional. Es tan importante saber sumar y restar como entender tus emociones, cómo gestionarlas y exteriorizarlas.

No nacemos sabiendo hablar, escribir y sin embargo pocos pueden decir que les han enseñado solucionar conflictos con uno mismo y con los otros. La empatía es la base para poder construir una buena relación con tu entorno y es por eso, que debe enseñarse; a mi parecer, si se educara la empatía muchos problemas de acoso escolar y discriminaciones desaparecerían o al menos, se evitarían los números tan elevados que estamos viendo actualmente.

Enfocándolo a nivel de estudios superiores, no tenemos que olvidar la práctica de las emociones, pues nos van a acompañar toda la vida. Si nos educan en el cuidado de la salud mental y emocional, mejor equilibrio y bienestar conseguiremos. En las universidades se necesita un espacio para trabajar esto con los estudiantes. Como estudiante de una carrera universitaria, comprendo lo duro que es aguantar la presión de los exámenes finales cuando sabes que tu futuro está en juego. Pensar que nuestro futuro depende de estos años, nos genera un estado de preocupación constante y la importancia de cuidar nuestra salud mental y emocional es incuestionable.

Por todo eso, manifiesto la importancia de la educación del bienestar emocional, mental y físico a todas las edades. El soporte psicológico es esencial durante todas las etapas para aprender a manejar el estrés y la incertidumbre del futuro; para poder cuidarme a mi y a mis compañeros con la empatía como base.

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¿Qué quieres cambiar?

Hoy más que nunca debemos hacerlo. El diagnóstico ya está hecho. Ahora el reto pasa por llevar a la práctica acciones desde una mirada proactiva y nutritiva. Introducir propuestas de bienestar en las aulas es fomentar un crecimiento saludable y sostenible facilitador de relaciones empáticas a nivel intrapersonal, interpersonal y con el entorno. Para ello en el BeWell Center de la UCJC diseñamos programas con la voluntad y el compromiso de construir una mirada inclusiva, sostenible e integradora en los procesos de enseñanza-aprendizaje.

Si entendemos el aula como un laboratorio de vivencias y enriquecimiento, habrá lugar y habrá momentos para proponer múltiples opciones. El desafío es darle sentido incluyéndolas en un proyecto pedagógico integral.

Existen múltiples evidencias que demuestran que se aprende mejor bajo un estado de calma. Una mente serena es capaz de procesar e integrar los aprendizajes de una manera más creativa y autónoma. Un cuerpo relajado es aquel que sabe gestionar y regular el consumo de energía necesario para atender e incorporar información, siendo consciente de las sensaciones y emociones presentes. Todo esto es una garantía para aprender de una manera saludable y respetuosa.

La puesta en práctica de la Relajación Creativa como abordaje pedagógico promueve un aprovechamiento de distintas experiencias estrechamente vinculadas con la motivación, el autoconocimiento, el autocuidado, la autoconciencia, la autogestión, la aceptación, la empatía y la resiliencia.

A nivel didáctico la Relajación Creativa proporciona un fuerte impacto individual y grupal, al generar vínculos que propician el análisis, la reflexión y la comunicación de las experiencias entre los alumnos. Integra elementos clave de las prácticas meditativas como: prácticas de respiración, exploración de autoconciencia mental, ejercicios de relajación físico -muscular, autodiagnóstico emocional. Sin embargo, es en el proceso de elaboración y comunicación de la experiencia donde se diferencia e impacta.

En su esencia más profunda, esta propuesta descubre las múltiples relaciones que existen entre los dos términos – relajación y creatividad, provenientes de campos de conocimiento diferentes: salud para el primer término y educación para el segundo.

La relajación creativa es innovadora porque integra y potencia estos dos universos al servicio del bienestar, la salud y el aprendizaje.

El desafío en esta práctica es ofrecer herramientas tanto para el desarrollo de una visión interna (técnicas de relajación, respiración, autoconciencia) como para expresar y compartir este proceso. Los lenguajes expresivos: escritura, pintura, plástica, danza, música, como códigos universales son los que nos abren un mundo de matices y posibilidades de aprendizaje creativo e innovador.

Allí donde los conceptos no llegan y las palabras no alcanzan es posible descubrir nuevas formas para construir narrativas y prototipos utilizando estos lenguajes desde la  autenticidad.

Para sostener este modelo hemos elaborado 10+1 propuestas didácticas:

  • Diseñar desde el sentido
  • Acompañar los procesos sin juzgar
  • Comprender empáticamente
  • Conectar desde una actitud afectiva positiva
  • Ofrecer sinceridad al hablar y escuchar
  • Promover coherencia y asertividad
  • Atender a las necesidades individuales tanto como a las grupales
  • Generar espacios de seguridad y confianza que inviten a la exploración y a la creatividad
  • Valorar la vulnerabilidad y la diferencia
  • Respetar desde la compasión
  • Integrar desde la inclusión

En definitiva, se trata de entregarse al desafío de construir misión y visión en el proceso de aprendizaje para toda la vida desde y para el bienestar Estudiantes sanos en aulas saludables. Porque en estos nuevos y convulsos tiempos la e-letra con bienestar y felicidad entra.

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La empatía, clave para el proceso de innovación

Se entiende por innovación todo proceso por el que se transforma una idea en un producto o servicio que es novedoso para el mercado. Como muestra un estudio que realizó la consultora Salesforce a más de 6.700 consumidores, el 76% esperaba que las empresas tuvieran en cuenta sus expectativas y necesidades.

Por lo tanto, las empresas en sus procesos de innovación deberían tener muy en cuenta esa escucha activa, ese ponerse en el lugar del otro para dar con la clave para encajar muy bien lo que se ofrece y la necesidad que cubre. En este mundo actual que está en constante cambio, la innovación es la que marca la diferencia entre unas empresas y otras. Si queremos desarrollar propuestas de valor, debemos ser innovadores y para ello debemos ser creativos. No podemos entender la innovación sin creatividad, sin el propio proceso creativo que no es fruto de las musas, como a veces se cree, sino que es el resultado del esfuerzo y del trabajo constante, como ya decía Pablo Picasso: “No creo en las musas…. Pero si llegan que me pillen trabajando”. 

Cualquier proceso de innovación tiene cuatro fases muy definidas que van desde la “Idea o liberación de ideas”, pasando por el propio “concepto y análisis para la solución”, hasta la “solución y desarrollo” y, por último, “la salida al mercado”. En todas ellas, la empatía será fundamental para ofrecer soluciones eficaces y con valor. Este último aspecto, el valor, es muy importante; ya que se genera innovación con el objetivo de dar utilidad, tiene que tener una funcionalidad aplicada y si además tiene un carácter social y da valor a la sociedad, mucho mejor. Se trata de fomentar la vocación de servicio a la sociedad y el respeto al medio ambiente, sin el cual los procesos innovadores se convierten en problemas para las futuras generaciones.

  1. para poder aterrizar y concretar las soluciones.

Además, la empatía forma parte de las llamadas soft skills, habilidades y competencias interpersonales adquiridas en la vida diaria y que permiten, a su vez, integrarse en el ambiente laboral de forma eficaz en cuanto a las relaciones con los demás.

Fuente: https://searchdatacenter.techtarget.com/es/definicion/Habilidades-blandas-soft-skills

La empatía está muy relacionada con la inteligencia emocional y con los procesos de aceptación que se trabajan con herramientas como el mindfulness, ya que las personas que tienen más empatía son aquellas que tienen más desarrollada esta capacidad y son capaces de identificar las propias emociones y pensamientos para saber desde qué estado se conectan con los demás y con el entorno.

Esta serie de tips fomentan la empatía y ayudan a que el proceso de innovación sea todo un éxito:

  1. Escucha activa. Tener los 5 sentidos dispuestos a recibir información.

  2. Mente abierta y sin prejuicios. Ser respetuosos con los demás y no emitir juicios de valor entre los miembros del equipo creativo aceptando la divergencia como una propuesta de valor.

  3. Ser curiosos. Aprender a descubrir y reconocer las cualidades y logros de los demás, de esta manera se llevará a cabo un proceso de innovación constructivo. La mente de principiante nos ayudará a percibir la realidad de una forma inocente y a descubrir nuevas posibilidades creativas.

  4. Atención plena. Ser consciente del entorno, de lo que sentimos y el interés por lo que nos están contando; no es suficiente con saber lo que el otro siente, sino que tenemos que demostrárselo con nuestros actos, así que es importante estar presente de manera consciente.

  5. No interrumpir mientras nos están hablando.  Evitar convertirnos en expertos, aquí estamos todos para aprender y construir en equipo.

  6. Aceptar las diferencias, ser tolerantes y pacientes con los que nos rodean y con nosotros mismos.

  7. Evaluar sin juzgar. Aprender la diferencia entre reacción y respuesta. Tener una visión de la retroalimentación que nos proporcionan los demás hacia nuestro comportamiento y acciones, obsérvate a ti mismo y aprende cada día algo nuevo sobre ti.

  8. Emociónate y emociona. Añadir emoción a los comentarios, parafraseando, así selogrará que se pase de hablar de hechos a hablar de emociones, la clave para desarrollar la empatía.

Desde el BeWell Center, centro de bienestar de la universidad Camilo José Cela, queremos proponerte un reto para ayudarte a alcanzar lo que hemos denominado Be3DEmpathic: “ponte en los zapatos del otro y en el de tu entorno una vez que hayas conectado contigo, el primer movimiento empático proponemos que sea hacia dentro de nosotros, para darnos cuenta de cómo estamos, de cómo nos sentimos y de que conectamos con los demás y con el medio ambiente desde una aceptación amable y curiosa de nuestra realidad personal”.  

De esta manera, seguro que mejorarás tu empatía y bienestar y el de los que te rodean. Y si necesitas ayuda en este proceso, nos tienes a tu disposición para acompañarte en el desarrollo de todo tu potencial creativo e innovador.

Como hemos visto, la creatividad, la innovación y la empatía son aspectos que hay que entrenar y desarrollar en nuestro día a día; así que, ya no hay excusas para ser más empáticos e innovadores, está en nuestra mano conseguirlo.